viernes, 21 de marzo de 2008

Tarde fructífera

Hoy me pidieron unos amigos de Madrid si íbamos a Málaga a ver la ciudad y de paso algo de Semana Santa y la verdad que para quedarme en mi casa contando pelotillas del ombligo preferí acompañarles. Y no me arrepiento, la tarde no ha tenido desperdicio. Y es que ya decía yo esta mañana que iba a ser un buen día porque nada más abrir el periódico me encuentro la noticia de que el hijo, de Berlusconi había recibido más de 360 sms pidiéndole matrimonio desde que en un programa italiano de la tónica de ``Tengo una pregunta para usted ´´ dijera que las jóvenes que tuvieran problemas económicos podrían casarse con su hijo. Incluso alguna le ha mandado mensajes multimedia con fotos de ellas y una vestida de novia. Con una noticia así el día no puede ir mal.

Ya esta tarde dando vueltas por las calles me encuentro con este cartel:

Como pueden ver el camarero con gran don de lenguas, primero pone el producto en ``andalú´´ y después lo traduce para los extranjeros. Eso si es saber ser productivo.

Pero para productivo, el hombre que se le ocurrió poner esto en la calle:

Estamos hablando de un hombre inteligente y que conoce muy bien el problema de las personas que viven en ciudad: La falta de tiempo. Tú te plantas ahí 5 minutos y te enteras de todo lo que pasa en el mundo. Todos tus compañeros tendrán que perder tiempo leyendo la prensa gratuita o entrando en Internet. Y tu no, tu ya podrás ponerte a jugar directamente al solitario en el ordenador, y si entras en Internet, pues ya puedes ir a ver porno y a mandar mails idiotas a tus compañeros de curro y a tu cuñado.

Y aunque hay gente muy aviesa, después nos encontramos con la otra cara de la moneda, con la gente que entorpece y te pone de mala ostia. Ya a la tarde noche nos paramos en pleno centro de la ciudad porque casualmente pasaba un paso de un cristo y dije de pararnos para que lo viesen mis amigos (yo ya lo tengo muy visto). Cuando llevábamos allí 20 minutos y todo estaba atestado de gente empiezo a notar el típico empujón de culo que da alguien para que le des paso. Me da por darme la vuelta al tercer empujón y me encuentro con la típica maruja de pescadería. Hablo de esa mujer de metro y medio de alto, por metro y medio de ancho, con la permanente recién hecha y un timbre de voz inconfundible.

-¡Niño dejame paso!, que tengo silla resevada.

Me dice (grita) mientras sigue metiendo su enorme culo. Total, doy un paso atrás y la dejo que pase, cuando me doy cuenta que viene con un par de sillas de la playa (si de estas que cuando te vienes a dar cuenta estás hundido en la arena) La mujer seguía a su bola, repitiendo una y otra vez lo de la silla y que descaro de la gente que no la dejaba pasar. Cuando de pronto no puedo más y digo la única frase que podía hacerla reventar como un hámster en un microondas.

-Señora, haber venido antes y no estaría liando esto.

En ese instante el mundo se paró (incluso creo que el cristo volvió la cabeza)

-Mira niño, yo vengo cuando me da la gana ¿te enteras?

Eso solo fue el principio de uno de esos discursos de Lola de barrio. Así que mientras ella seguía dando por culo, nosotros cogimos y nos dimos media vuelta.

Ya veis que no ha tenido desperdicio la tarde. Mañana nos veremos y a ver que os traigo

1 comentario:

Anónimo dijo...

jaja canijo pasate por mi blog, que he puesto la conversación (pelea) con las viejas de los huevos, pero textualmente en plan educado XDDD. La tarde de ayer genial, que sepas que mi hermano se fía más de ti que de mi jaja.

Un besazo.